Y respiro, tan fuerte como puedo, hasta llenar mis pulmones, hasta darme cuenta de que ya no puedo más. Y entonces comienza la sucesión de los mismos acontecimientos, dados como si fuera un mantra del que no soy capaz de salir. Llega el verano y con el las dudas de con quién compartiré el invierno. Porque a mí no me gusta jugar a la Oca en esto del amor, yo voy a piñón fijo, de a uno. Cuando te acostumbras a una persona es muy difícil salir de ahí, cuando tu zona de confort se crea alrededor de sus brazos y ya no ves más allá. Sólo quieres que dure para siempre aunque eso sea de lo más improbable, y ahora mal dices las veces que te has quedado pegada a la televisión en busca de que alguien te hiciera sentir alguna de las cosas tan bonitas que las películas te transmitían. Game Over. Vuelta a la vida real, y julio se acaba.