Sujétame en tu pecho y hazme dormir en la orilla de esta playa de lágrimas vacías que ahora lloran solo por ti. Intenta secármelas con el pretexto de haber conseguido encontrar una manera de hacerme feliz, aun sabiendo que está todo perdido, que ese día no decidí marcharme, pero que tus verdaderas intenciones, — camufladas bajo la vieja historia del lobo feroz, que se prostituyó a cambio de una piel de cordero— acabaron arrastrándome contigo. Pídeme perdón, por haber sido tú, y no otro que doliera menos, el que rompiera mis esquemas en vez de mi corazón, a sabiendas de que este último tenía solución por viejas experiencias, y sin embargo, el primero no.
Rabia con fuerza al verme con todo, pasea la lengua por todas aquellas que te recuerden a mí, aúlla intentando imitar el llanto que profanó nuestra casa la primera que te quitaste la máscara y te dejaste ver. Escóndete como el viejo espectador de una batalla perdida, a la que ahora únicamente le quedan balas vacías. Intenta encontrar en la noche abrigo, cuando tu único consuelo sea el de haber podido encontrar seres más horribles que tú, aunque hayas tenido que buscar con ganas. Lame tus heridas con veneno. Deja que la maldad te devore por dentro, con el velo negro de la única viuda que ha matado y ha muerto tantas veces como tú.
Púdrete por dentro. Revuélcate en tu tumba. Llora en silencio ante la oscuridad que proporciona el abandono.
Revienta. Muere en la soledad de quien ha ganado y ha perdido todo a la vez,
y revive para que sea yo la que, esta vez, acabe con el cuento.
Buena entrada!!
Me gustaMe gusta