Metamorfosis de una amígdala poeta

Me han tenido que crecer rosas en el pecho, para darme cuenta de que las espinas son el precio que tengo que pagar si quiero que, en mí, algo florezca. He aprendido a tropezarme mil veces con la misma piedra sin mirar de soslayo a un reflejo inexistente, sin echarle la culpa a la nada por miedo a pensar en el presente y encontrarme con algo que no fueras tú.

He aprendido de mis errores como aquel que un día estuvo al borde del precipicio, y desde entonces sólo conoce la adrenalina, cuando piensa en saltar. He escrito textos que me han partido el alma, he abrazado a personas que se la han llevado consigo y he conocido lugares que son tierra de nadie, hechos a la medida exacta para mí.

Me he gritado incapaz de entender el porqué, me he follado a versos, me he dedicado canciones, me he clavado puñales y he aprendido a disimularlos a base de lamer. He mudado cada piel que otra persona no sabía cuidar, he volado, he vuelto a la tierra y jamás he conocido hogar como el que forma mi abuelo con solo respirar. He aprendido que a veces las matemáticas fallan, que uno más uno pueden ser dos, o tres o cuatro, que el número par no está de moda y que ahora lo de saber amar, en vez de una realidad se ha convertido en distopía.

He apostado, he perdido. Me he desnudado de prejuicios y me he vestido, irremediablemente, cuando lo único capaz de calarme los huesos era el invierno. He sabido parar a tiempo, desgarrarme en silencio y después, recitarlo aquí.

Supongo, que al fin y al cabo se trata de eso.

Llenarme, vaciarme y saber huir a tiempo,

muy lejos y a la vez, irremediablemente cerca, de aquí.

tumblr_osgwa2q8Aj1unnnneo1_1280

Pronóstico de lluvia

Cuan equivocada estaba en el destino de mis palabras, días antes de saber que una vez llegada a tu puerto, no iba a haber marea posible que me hiciera desembocar en desierto para quitarme al menos, una quinta parte de sed de ti. Fuiste el mayor descubrimiento posible para un barco dado a la deriva, al que le encantaba naufragar en aguas poco profundas, sin necesidad de darse cuenta de que el mar abierto se abría a escasos pasos y al lado de este, la libertad. No he podido aún encontrar las palabras exactas, fuera de toda esta palabrería barata de poeta ahogada en la necesidad constante de saber amar, y poder describirlo, que me hagan estar satisfecha sabiendo que este texto lleva tu nombre, y que no haya forma humana o posible, de hacerlo mejor. Ahora te escribo a ti, serendipia con cara de toda la vida, con cara de no te vayas nunca, de no te quiero perder, de no quiero que esto acabe, de no quiero nada que no tenga que ver contigo, de que te quiero, aquí, conmigo, como si fueras ese abril del que siempre hablo idealizando todo aquello que empezó floreciendo y acabó en otoño, siendo yo, la única hoja en pie.f2a682ffdc5deb48f1694583f9ed6ddb