Far, far, away

Hemos aprendido a volar, a falta de ganas para seguir andando en un mundo en el que todo era ir dando traspiés. Hemos conocido al demonio que llevamos dentro, cuando ni el mayor de los milagros era capaz de salvarnos del infierno. Hemos aprendido que las promesas son eso que se incumple, cuando las palabras ya no son necesarias para demostrar que eso que se dice ya no es verdad. Hemos sido el ejemplo más veraz y gratuito de las dos caras del avance, y de la destrucción que crean aquellos que desean quedarse atrás. Lo hemos tenido todo, y sin saber cuidarlo, nos hemos quedado en la precariedad de quien no movería un dedo para salvar la vida, ni aunque pagaran por ello. Hemos sido las víctimas de un desconocimiento digno de un récord, que haría que el mismísimo Lorca levantara la cabeza de su tumba, y se fuera, con su poesía, lejos de aquí.

2 comentarios en “Far, far, away”

  1. Demasiadas veces el panorama parece desolador, pero no es nada nuevo. Cambian los escenarios y, sin embargo, la naturaleza humana es la misma. Tenemos ahora internet y viajamos cerca de las estrellas, pero somos los mismos trogloditas con garrote, aferrados a la falsa dea de que estamos en estemundo para dominarlo y servirnos de él. Estúpida ilusión que conduce a la autodestrucción, en la que por desgracia nos llevamos entre los pies a muchos inocentes. Y sin embargo siempre hay belleza ante tanta desolación, una flor, una idea… siempre la hay. Gracias por tu escrito, que como de costumbre conduce a la refleción.

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