No es cuestión de etapas

Soy calada y bocanada de aire a pleno pulmón. 

Soy, de rodillas, la mejor pecadora. 

Soy poesía de la calle, de la que se lleva ahora, de la de gritar que el mundo es un mierda y seguir con una sonrisa por sea caso escampa. 

Soy la que vive en un infierno perpetuo pero todavía cree en Dios. 

Soy la peor pesadilla de todos aquellos que un día no me dejaron dormir. 

Soy la que odia el verano y cualquier estación, pero se divierte viviendo en bucle para poder seguir escribiendo. 

Soy la niña de papá a la que las etiquetas nunca le han hecho falta. 

Soy el ‘tenemos que hablar’ y el polvo que llega cuando no se termina de llegar a ninguna parte. 

Soy la que ve la tele, como el escenario perfecto para hombres con cuerpo de traje y cara de lobo. 

Soy la exclamación y la revolución de aquellos que aún están dispuestos a luchar para ser libres. 

Soy la corrección de los errores que un día cometieron mis padres, los principios de mi abuela y el apoyo de mi madre.

Soy los gritos, los llantos ahogados, los años, los daños, las ganas de huir.

Soy la risa, la prisa y la Frida que una vida más, y a pesar de todos,

 se 

queda

aquí.

2 comentarios en “No es cuestión de etapas”

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