Te he estado esperando desde ese momento en el que supe que no podía seguir amando a alguien que ni siquiera sabía querer. Te he estado esperando desde el mismo banco en el que mi padre me dijo que por mucho que el tiempo pasara y todo cambiara, no dejara de mirar al cielo, porque este sería el único capaz de ponerme límite. Te he estado esperando mientras escuchaba canciones que dedicaban sus letras, a corazones mucho más destartalados que el mío, y que volvían a latir cuando aparecían personas como tú. Y tú, que eres tirita, que eres hielo, que eres infierno y eres cielo, que eres manta en las noches más frías de abril. Tú que eres droga y abstinencia, que eres musa y eres ciencia, que eres ganas de volar quedándose aquí.
A ti, te prometo que si esto sale bien no habrá prosa, ni sonrisa, ni poesía que no aparezca conjugada en tu nombre.