Caminas de un lado a otro de mi cabeza, como queriendo allanar el camino entre tantas ideas. Buscando una solución a todas nuestras incógnitas cuando ni siquiera eres capaz de encontrarte. Asustado por el simple hecho de no volver a susurrar un ‘nosotros’.
Callas, otorgas, amas.
El destino nos mira de soslayo por encima de sus gafas de media luna; es tarde.
Tú le das la espalda y me observas.
Me desnudas, apagas la luz.
El tiempo se para, ya nada importa.
Tú, y sólo tú.