Mi pequeño principito, tienes que entender que todos los días no son blancos o negros. Hay días grises. Días en los que a pesar de que nada vaya mal, tu cuerpo te pide que pares y observes lo que pasa a tu alrededor, aun sabiendo que esa realidad de la que te estás absteniendo únicamente va a servir para sacarte de ese País de las Maravillas en el que estás acostumbrado a vivir. Cuando paras y observas, te das cuenta de que sigue habiendo violencia de género, de que los tan mencionados armarios sólo son una prisión para aquellos que nacen condenados por saber y querer amar de una manera tan libre como el pensamiento les guía. A veces es bueno parar, a veces es bueno darte cuenta de que aunque lo sufras, por lo menos no alimentas al monstruo que un día nos dió la vida y que día a día, telediario tras telediario y matanza tras matanza, nos la quita.
Archivos Mensuales: febrero 2017
Sé mía
Golondrinas
Floreces, como si la primavera se abriera paso ante mí cada mañana, y amaneces sonriendo entre mis piernas, renaciendo de las consecuencias de querer arder cada vez que llega la noche y apago la luz. Vuelo como ese pájaro que aun teniendo todo el cielo para surcar, prefiere dormir en el de tu boca, y es que nunca me he sentido tan libre como atada a ti.
Desde que llegaste soy una seguidora acérrima de todos los antónimos que me provoca quererte, y es que ya no existe palabra posible para describirte, hasta la poesía solloza desconsolada porque ahora los poetas lloran al escuchar tu nombre y ya no quieren recitar el suyo.
Respiras, poniéndole banda sonora a toda una vida, como queriendo englobar en un suspiro tus ansias de libertad y todo lo que ya has vivido. Sonríes atrapándome entre tus labios, acariciando cada centímetro de mi cuerpo, cuidándome, abrazándome fuerte, alejándome del miedo y haciéndome el amor.
Somos una película sin final en un cine de verano, una tarde en el sofá con mis pies en tu regazo, mi canción favorita en reproducción contínua, un beso cuando sobran las palabras, una canción de Frank Sinatra, un cuadro de Frida, un poema de Lorca, las golondrinas de Bécquer, una tarde de abril, un clímax con final feliz.
Somos la revolución de los que aún quieren vivir enamorados.
Somos nuestra propia revolución.
Tan nosotros que duele, y tan tú que enamora.
Tú, siempre tú. Y qué bonito.
Feliz San Valentín, cariño.
Anastasia
(PREMIO CALIDAD LITERARIA III CONCURSO DE RELATOS DE AMOR Y DE AMISTAD DEL IES JOSÉ DEL CAMPO)
De cuando en nuestra cama es fiesta
Caminas de un lado a otro de mi cabeza, como queriendo allanar el camino entre tantas ideas. Buscando una solución a todas nuestras incógnitas cuando ni siquiera eres capaz de encontrarte. Asustado por el simple hecho de no volver a susurrar un ‘nosotros’.
Callas, otorgas, amas.
El destino nos mira de soslayo por encima de sus gafas de media luna; es tarde.
Tú le das la espalda y me observas.
Me desnudas, apagas la luz.
El tiempo se para, ya nada importa.
Tú, y sólo tú.