Escóndete, tarde o temprano se darán cuenta de que no hay droga más eficaz que la que sujetan tus labios cuando sonríes, y es que sabes apuntar y disparar con ese brillo en los ojos que funciona como pólvora cuando te miro. Aunque ya estás acostumbrado a que te miren, puesto que la envidia delata a todos aquellos que desean ver tu sexo sentido, como si no fueran suficientes los otros cinco. Pero te encanta. Te encanta ser ese arma de destrucción pasiva que atrapa, araña y desgarra sin ni siquiera quitarse la ropa.
Edipo lloraría al verte desnudo. Ya no le valdría de nada mirar su reflejo, y no le culpo, no solemos ser testigos de tal arte en vivo, y es que algo tan bello nunca puede morir.