Dejemos de criticar como si fuéramos poseedores de una inmunidad inexistente.
Dejemos de criticar sin conocer, generalizando, juzgando y sentenciando a personas sin ni siquiera saber su nombre.
Dejemos de criticar, apretando una soga invisible al cuello de todos aquellos que son incapaces de conformarse con una realidad que cada día parece más similar al guión de una película de humor.
Dejemos de criticar, como si por una sonrisa bien puesta pudiéramos amar a alguien, y por un error, marginarlo. Porque puede que, aunque no lo parezca, haya gente que lo tiene todo.
Dejemos de criticar, y empecemos a vivir, porque puede que así dejemos de meternos en la vida de los demás para darnos cuenta de que nosotros, también tenemos una.