Una parte de mí se niega a avanzar, la otra está deseando escapar muy lejos de aquí. Hasta el corazón y el cerebro se han puesto de acuerdo, uno porque ‘vale la pena luchar’ y el otro porque se niega a olvidar algo que es imborrable. Y en medio de los dos estoy yo, o lo que queda de mí. Confusa, aterrada, sin fuerzas, sin ganas, y con miles de corazas encima para que ‘no duela’ algo que hace mucho que empezó a doler.