Eres tan pequeño, que parece mentira que un corazón esté latiendo en tu pecho, tan fuerte que logro oír desde aquí como grita a la vida. Me miras, y ante tus ojos sólo puedo ver la inocencia de alguien, que aún no ha conocido los contras, de ser diferente en un mundo en el que ser igual está de moda. Tienes la sonrisa más bonita del mundo, y pisas fuerte como si quisieras derribar los muros que se alzan ante ti antes de tiempo. Ambos perdimos antes de aprender a luchar, y fuimos presos de la mala suerte que parece perseguir solamente, a quien menos lo merece. Pero no te rindes, y sigues siendo un ejemplo para todos aquellos que con admiración te observan, y saben con sólo echar un vistazo que eres fuerte, muy fuerte y que no tienes miedo de seguir luchando por algo que, aunque sea difícil, vale la pena.
Archivos Mensuales: mayo 2016
Vamos a correr(nos), anda
Siempre me ha gustado ganar, por el hecho de ser consciente de que aunque haya tenido suficientes motivos para abandonar, nunca he dejado de correr.
Voy a empezar a correr de nuevo, ¿sabes?
Y tú a mi lado, ¿te imaginas? Con esa sonrisa que tienes, con la que no hace falta ni que me quite las bragas. Con los ojos llenos de ganas de cambiar el mundo, y el ceño fruncido que se te pone cuando no entiendes porqué nos hemos acostumbrado a vivir así, repletos de dudas, sin ganas de nada, con miedo al fracaso y a la vez, predisposición a ello. Por eso creo que siempre hemos encajado tan bien, porque mientras que yo siempre he sido propensa a la autodestrucción, tú siempre has sido un forofo de la reconstrucción.
Pero cierto
Es increíble como a veces, no necesitas más que un abrazo para sentirte mejor. Es como si todo el peso que soportas sobre tus hombros a diario, ahora se dividiera en dos, y sólo doliera la mitad. Aunque reemplazando ese dolor, a veces parece que todo acaba por doler muchísimo más, cuando te das cuenta de que tendrás suerte si alguien se da cuenta de que necesitas un abrazo, o cualquier otra expresión o gesto que muestre un atisbo de mínima preocupación por esa sonrisa, que es más falsa que las películas que venden sobre una manta en cualquier acera. Sé que puedo llegar a ser rara a veces, que no me llegas a conocer hasta que me rompo, y en el momento en que eso ocurre es cuando te das cuenta de donde comienza la máscara y donde termino yo. Y eso, es muy triste.