Cuando era más pequeña y me decían que fuera egoísta conmigo mísma, no lo entendía. Siempre había visto el egoísmo como algo a lo que nunca atenerse, algo de lo que nunca alardear. Con el paso del tiempo me di cuenta de que el egoísmo, – propio -, no es otra cosa que empezar a pensar en uno mismo, y dejar de ser consumido por los demás.