Puedo definirme en otro texto, que hable de cuánto odio el amor en este momento, y que recalque, que soy una diosa del sexo aún sin desnudar.
Puedo decir con certeza, que no he conocido placer semejante, al de ver sonreír a mi abuelo, y que todavía me parto las ganas pensando en lo que podríamos hacer, si algún día volvieras.
Puedo dar portazo a las dudas y por primera vez autoconvencerme de que, aunque las cosas vayan mal ahora, pueden ir mejor.
Puedo correrme en tus versos, aunque todos ellos nunca vayan a llevar mi nombre, aunque únicamente sea una de esas anécdotas que contar entre caña y caña, en cualquier bar.
Puedo sonreír de verdad por primera vez desde hace cuatro meses y dar portazo, sí otro más, a los miedos, a los domingos de mierda, a los políticos, a la vecina del quinto, a la soledad y empezar a vivir, contigo o sin ti.