Otro San Valentín se acerca. Y este año tampoco habrá rosas, ni palabras bonitas al despertar. Ni desayunos de orgasmos, o con ellos. Este año tampoco me dirán lo guapa que estoy aunque los exámenes cuelguen de mis ojeras, ni me llevarán a cenar a ningún ombligo.
Que sí, que San Valentín es una estrategia de marketing para beneficiar el comercio, y que es una vergüenza, y que el amor se demuestra todos los días, pero joder, que bonito sería que alguien cayera en esa trampa contigo, ¿eh?
Es la pescadilla que se muerde la cola y las ganas, también.
Así que este año pasaré San Valentín procurando no mirar al cielo, buscando tus lunares como hago siempre, e intentaré enamorarme un poco más de mí, y un poco menos de esos imposibles que, aunque sean bonitos, siguen siendo imposibles, y siguen haciendo daño.
Sandra Haya
Dibujos de la increíble Sara Herranz.