Vete, no voy a ser yo la que te prohíba que seas feliz, lo único que te voy a pedir es que nunca me olvides. Que nunca olvides esas pequeñas cosas que nos hicieron enamorarnos tan perdidamente el uno del otro. Que nunca te olvides de que detrás de todas esas lágrimas también hubieron muchas sonrisas. Que siempre recuerdes que todas las veces que te dije que te amaba lo dije de verdad, porque para mí nunca hubo otro. Que recuerdes que mi piel lleva escrito tu nombre, al igual que tu piel lleva escrito el mío gracias a las tantas noches de pasión que nos concedimos. Que nunca te olvides de que yo fui la que apostó por ti aún sabiendo que iba a ser difícil, aún sabiendo todo el pasado que cargabas a la espalda. Y aunque tú no quieras recordar nada de eso, siempre habrá canciones que te lo recuerden, o calles, o camas, o el mismo verano.
Sandra Haya