Recuerdo los cristales empañados a base de jadeos desesperados. Tu respiración chocando con mi cuello. Tu boca sobre mi cuerpo, en todas partes. Mis gemidos desesperados por llegar al final de esa tan dulce tortura. Los besos pasionales y efervescentes entre embestida y embestida, marcando un ritmo agónico y celestial. Mientras de fondo se escucha » I’ve got you under my skin» y yo, pérdida una vez más entre tus brazos, en la inmensidad de tus ojos, entre las sábanas que ocultan este placer carnal al resto del mundo no tengo mas remedio que darle toda la razón a Sinatra, porque una noche más, te tengo bajo mi piel.